"De hecho, los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios, ni innovadores, son tradicionalistas" (Papa san Pío X)

Para contactarme, dejo visible la dirección de mi correo electrónico para que, con la mayor reserva de nombres, podamos contestar en la medida de nuestras posibilidades lo que plantee cada uno, dudas, consultas, etc. Así vamos construyendo el blog entre todos: elcentuplo777@gmail.com

domingo, 7 de abril de 2019

Tiempo de Pasión


Sermón 9 de Cuaresma de san León, Papa

No ignoramos, amadísimos, que entre todas las solemnidades cristianas, el misterio pascual es el que ocupa el primer lugar. Para celebrarle digna y convenientemente, nos prepara y dispone, mediante la reforma de nuestras costumbres, nuestra conducta durante todo el resto del año; mas los días presentes nos obligan todavía más a una mayor devoción, puesto que sabemos que están más próximos a aquel en que celebraremos el sublime misterio de la misericordia divina. 

Para estos días, muy razonablemente los santos Apóstoles, inspirados por el Espíritu Santo, instituyeron mayores ayunos, a fin de que estando todos más unidos con la cruz de Cristo, también hagamos algo de lo mucho que por nosotros practicó. Como dice el Apóstol: “Si padecemos con él, también seremos con él glorificados”. Ya que cuantos participan de la pasión de Cristo tienen esperanza cierta en la bienaventuranza que prometió. 

A nadie, amadísimos, se niega la participación en esta gloria, sin que sea obstáculo para ello la condición del tiempo, ya que la tranquilidad y la paz no nos privan de la práctica de la virtud. Ya lo predijo el Apóstol, diciendo: “Todos los que quieren piadosamente en Cristo, sufrirán persecución”. Y por lo mismo jamás faltan las pruebas de la persecución, si no se deja la práctica de la piedad. 

Y a la verdad, el Señor en sus exhortaciones dice: “Quién no toma su cruz y me sigue no es digno de mi”. Ni hay duda que esta palabra va dirigida, no solamente a los discípulos de Cristo, sino a todos los fieles, a toda la Iglesia, la cual en su universalidad escuchaba las condiciones de la salvación en la persona de los que estaban presentes. 

Así como conviene a todo este cuerpo vivir piadosamente, así es propio de todos los tiempos llevar la cruz, y no en vano se aconseja a cada uno que la lleve, ya que cada uno sufre su peso en una forma y según una medida que le son propias. Uno es el nombre de la persecución, pero la causa del combate no es una sola, y generalmente hay más peligro en el enemigo oculto que en el manifiesto. El bienaventurado Job enseñado por la alternativa de los males y bienes de este mundo, decía muy piadosa y verdaderamente: “¿Acaso no es una tentación toda la vida del hombre sobre la tierra?” 

Ya que el alma fiel no solamente sufre los dolores del cuerpo, sino que, aun cuando permanezcan sanos todos los miembros corporales, se ve amenazada por una grave enfermedad si se deja debilitar por los placeres de la carne. Pero, como “la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne” el alma racional, con el auxilio de la cruz de Cristo, no consiente en los deseos culpables al ser tentada, por sentirse como traspasada por los clavos de la continencia y el temor de Dios.