"De hecho, los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios, ni innovadores, son tradicionalistas" (Papa san Pío X)

Para contactarme, dejo visible la dirección de mi correo electrónico para que, con la mayor reserva de nombres, podamos contestar en la medida de nuestras posibilidades lo que plantee cada uno, dudas, consultas, etc. Así vamos construyendo el blog entre todos: elcentuplo777@gmail.com
Mostrando entradas con la etiqueta Espiritualidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Espiritualidad. Mostrar todas las entradas

domingo, 28 de abril de 2019

Domínica in Albis

"En aquél tiempo: En aquél día, el primero de la semana, siendo ya tarde, y estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban reunidos los discípulos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y apareciéndose en medio de ellos, les dirigió estas palabras: "La paz sea con vosotros". Y lo que sigue. (Del Evangelio según san Juan Cap. XX, 19-31). 


- Homilía 26 sobre los Evangelios de san Gregorio, Papa:

I
La primera cuestión que se ofrece a nuestra mente cuando oímos la lectura del Evangelio de este día, es la siguiente: ¿de qué modo fue un verdadero cuerpo del Señor después de la resurrección, y como pudo presentarse a los discípulos estando las puertas cerradas? A esto debemos responder que si las obras divinas se comprendieran con la razón, no serían admirables, ni la fe tendría merito si la razón explicase el misterio. Estas obras de nuestro Redentor, que son completamente incomprensibles, las hemos de comparar con otras que realizo en otras circunstancias, a fin de aumentar nuestra fe en estas cosas admirables, con la consideración de otras mucho más maravillosas. Tengamos presente, que aquel cuerpo del Señor que se presentó a sus discípulos estando las puertas cerradas, es el mismo que en su natividad vino al mundo sin abril el seno de la Virgen. Por lo mismo ¿Qué tiene de admirable que entrase estando las puertas cerradas, el que después de su resurrección había de reinar eternamente, si viniendo para morir salió del seno cerrado de la Virgen?

II
Mas porque la fe de los que le miraban dudaba de aquel cuerpo que contemplaban, les mostró al instante las manos y el costado, les ofreció, para que la tocaran, aquella carne que entró estando las puertas cerradas. Con lo cual, les dio prueba de dos cosas admirables, y que parecen contrarias a la humana razón, a saber; que siendo su cuerpo después de la resurrección incorruptible, con todo se podía palpar, siendo así que todo lo palpable está sujeto a corrupción, y no es palpable lo que no se corrompe. Y no obstante, de una manera admirable e inestimable, nuestro Redentor después de su resurrección mostró su cuerpo incorruptible y palpable. Lo cual realizó, a fin de que mostrándolo incorruptible nos invitara al premio, y ofreciéndolo palpable nos confirmase en la fe. Así pues, lo mostró incorruptible y palpable, para enseñarnos que verdaderamente su cuerpo después de la resurrección era de la misma naturaleza que antes, pero con una gloria mucho mayor.

III
Y les dijo: “La paz sea con vosotros. Así como me envió mi Padre, así yo os envío a vosotros”. Esto es, así como mi Padre Dios me envío a mí que soy Dios; así yo Hombre, os envió a vosotros hombres. El Padre envió al Hijo, aquel mismo que quiso se encarnase para la redención del linaje humano. Quiso que se encarnase para padecer, y con todo amaba a aquel Hijo que quiso sufriese la pasión. Así también el Señor envió a los Apóstoles, no a los goces del mundo, sino a lo mismo que él fue enviado, es decir a la pasión y a los sufrimientos. Por lo mismo, así como el Hijo amado por el Padre es enviado a los sufrimientos, así los discípulos son amados por el Señor, y con todo son enviados al mundo para padecer. Por lo cual dice con toda verdad; “Así como me envió el Padre, así yo os envío” Es decir, que al enviaros en medio de los escándalos de los perseguidores, os amo con aquella caridad con la cual me ama el Padre, quien me envió para los sufrimientos de la pasión.


Pensamiento del día

Dijo también (Abba Pastor): «No hay mayor amor que dar la vida por el prójimo. Porque si uno al oír un insulto, pudiendo devolverlo, lucha, vence y no contesta, o si herido en alguna cosa lo lleva con paciencia, sin vengarse del que le ha ofendido, el que así obra, está dando su vida por su prójimo».

(De los apotegmas de los Padres del desierto)

miércoles, 24 de abril de 2019

El que quiera entender apresúrese a cumplir

“En aquel tiempo: Dos de los discípulos de Jesús iban el mismo día a una aldea que distaba de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús…”  Del Evangelio según san Lucas (Lc.  Cap. 24, 13-35)


Homilía 23 sobre los Evangelios de san Gregorio, Papa:

I
Habéis oído hermanos carísimos, que se apareció el Señor a dos de sus discípulos que iban por el camino, no creyendo en él precisamente pero con todo hablando de él. Mas no se les manifestó de manera que pudiesen conocerle. Obró, por lo tanto, exteriormente el Señor respecto de los ojos corporales de ellos, conforme a lo que pasaba interiormente en ellos según los ojos del corazón. Porque ellos en su interior amaban y a la vez dudaban, y el Señor también en lo exterior por una parte les estaba presente, y por otra no mostraba quien era. Otorgó por consiguiente su presencia a los que de él hablaban pero ocultó a los que de él dudaban la figura que podía hacerles reconocer. 

II
En verdad les dirigió la palabra, les reprendió su dureza de entendimiento, les descubrió los misterios de las Sagradas Escrituras que a él se referían. Mas, como todavía en lo interior de sus corazones le era extraño con respecto a su fe, fingió ir más lejos. Empleamos la palabra fingir (fíngere) en el sentido de componer, dar forma, y en este sentido llamamos fíguli a los que dan forma a la arcilla. Nada, por lo mismo, hizo con doblez el que es pura verdad, sino que se presentó a sus ojos corporales, tal como estaba en su alma. Convenía por tanto, probarlos por si podían amarlo al menos como extraño, los que como a Dios no le amaban todavía. 

III
Pero como no podían ser extraños a la caridad los hombres que con la Verdad caminaba, le ofrecen hospitalidad. Mas ¿por qué decimos que le ofrecen, si escrito está allí que le obligaron? De este ejemplo podemos deducir que los peregrinos no sólo han de ser invitados a recibir hospitalidad sino que deben ser obligados por nuestra insistencia. Ponen, pues, la mesa, presentan pan y manjares, y en el partir el pan conocen a Dios a quien en la explicación de las Sagradas Escrituras no habían conocido. Al escuchar, por lo tanto, los preceptos de Dios, no fueron iluminados, pero sí lo fueron al cumplirlos, porque escrito está: “No son justos delante de Dios los oyentes de la ley, sino que serán justificados los que la observaren”. Por tanto, todo el que quiera entender lo que ha oído, apresúrese a poner por obra todo lo que ya ha podido oír.  He aquí que el Señor no es conocido mientras habla, y se digna ser reconocido cuando le sustentan. 

jueves, 18 de abril de 2019

Judas y el poder de las tinieblas


Del Oficio de Tinieblas:
R– Mi amigo me vendió con un beso por seña: “Aquél a quien yo besare, él es, prendedle”. Esta inicua seña dio el que por medio de un beso cometió un homicidio. * El infeliz arrojó el precio de la sangre y al fin se ahorcó.  V- Bien le hubiera estado a aquel hombre no haber nacido. * El infeliz arrojó el precio de la sangre y al fin se ahorcó.  
 * * *
R– Judas, pésimo mercader, se acercó con un ósculo al Señor, y Él, como inocente cordero, no negó el ósculo a Judas. * Por una cantidad de dineros entregó a Cristo a los Judíos. V– Mejor le fuera no haber nacido. Por una cantidad de dineros entregó a Cristo a los Judíos.  
* * * 

R– Uno de mis discípulos hoy me entregará: ¡Ay de aquel por quien seré entregado! * Mejor le fuera no haber nacido. V– El que mete la mano conmigo en el plato, este me ha de entregar en manos de los pecadores. * Mejor le fuera no haber nacido. R– Uno de mis discípulos hoy me entregará: ¡Ay de aquel por quien seré entregado!
(Responsorios del segundo nocturno de Maitines – Jueves Santo)

El poder de las tinieblas y el pecado, salvo por conversión de vida, siempre terminan mal, ya sea por la persistencia gustosa en el mismo, ya por pensar que el pecado es demasiado grande -y en este caso de Judas lo fue!- y desconfiar de la Misericordia infinita de Dios, que es en lo que parece que Judas falló.  

Jueves Santo

San Agustín
Del tratado de san Agustín sobre el salmo 54:

1 - Escucha, oh Dios, mi oración, y no desprecies mi súplica; hazme caso y escúchame. Palabras son estas de quien está preocupado y afanoso en medio del sufrimiento. Su oración está llena de dolor, anhelando ser librado del mal; nos falta saber en qué mal se encuentra; y cuando empiece a decirlo, reconozcámonos también nosotros ahí, y así, participando de su tribulación, unámonos en la oración. Estoy entristecido en mi prueba y estoy turbado. ¿Por qué entristecido, por qué turbado? Por mi prueba, dice. Va a referirse a los hombres malvados que soporta, y llama prueba a los padecimientos causados por esos hombres. No penséis que no tiene sentido la presencia de los malos en este mundo, y que Dios no se sirve de ellos para ningún bien. Todo hombre malvado, o vive para que se corrija, o vive para que el bueno sea probado por medio de él. Ojalá que los que ahora nos están probando, se conviertan, y a nosotros nos prueben; ahora bien, mientras a nosotros nos están probando, no se nos ocurra odiarlos; porque no sabemos quién de ellos va a perseverar en su maldad hasta el final, y con frecuencia, cuando te parece que has odiado a un enemigo, no caes en la cuenta de que, a quien odias es a un hermano. Las santas Escrituras nos dicen que el diablo y sus ángeles están destinados al fuego eterno. Sólo de ellos hay que perder la esperanza de corrección; contra ellos sostenemos una lucha secreta, y para esa lucha nos proporciona las armas el Apóstol, cuando dice: Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, es decir, contra los hombres que estáis viendo, sino contra los príncipes, las potestades, y los dirigentes de este mundo de 
tinieblas. Y para que no creyéramos que al decir el mundo, quizá entendiéramos que los demonios son los que gobiernan el cielo y la tierra, dijo este mundo de tinieblas. Por mundo dio a entender el de los amantes del mundo; por mundo quiso decir el de los impíos y malvados; por mundo quiso decir aquel del que dice el evangelio: Y el mundo no lo conoció. Si el mundo no conoció la luz, puesto que la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron, las mismas tinieblas que no aceptaron la luz presente, reciben el nombre de mundo, y ellos, los demonios, son los rectores de estas tinieblas. Sobre estos rectores tenemos en la Escritura una sentencia taxativa de que no debemos esperar la conversión de ninguno de ellos. En cambio, de las tinieblas como tales, cuyos jefes son ellos, nos queda la duda de si los que eran tinieblas, quizá se conviertan en luz. Así dice el Apóstol a los que ya se han hecho fieles: En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; en vosotros las tinieblas, en el Señor la luz. Por eso, hermanos, todos los malos, mientras son malos, ejercitan a los buenos. Escuchadlo más brevemente y comprendedlo. Si eres bueno, no tienes más enemigo que el malo. Ahora bien, tienes ya una norma prefijada, de que imites la bondad de tu Padre del cielo, que hace salir su sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque no sólo tú tienes enemigos, como si Dios no los tuviera. Tú tienes como enemigo a alguien que fue creado contigo; pero él tiene a uno creado por él. Nos encontramos, de hecho, con frecuencia en la Escritura que los malvados e injustos son enemigos de Dios; y que los perdona aquel que de nada le puede 
acusar el enemigo, y contra quien todo enemigo peca de ingratitud, ya que de él ha recibido todo el bien que tiene. Y del malo también le sirve como misericordia al prójimo, cualquiera sea el sufrimiento que le aqueja. El sufrimiento le sirve para no ensoberbecerse; el sufrimiento le sirve para que con humildad reconozca al Altísimo. En cambio tú ¿qué le has dado a tu enemigo, que te hace sufrir, y a quien eres incapaz de tolerar? Si Dios tiene como enemigo a quien tanto le ha dado, y hace salir su sol sobre buenos y malos, y derrama la lluvia sobre justos e injustos, tú, que ni puedes hacer salir el sol, ni hacer llover sobre la tierra, ¿no puedes ofrecer ni una sola cosa a tu enemigo, para que puedas tener paz en la tierra, tú, hombre de buena voluntad? Por lo tanto, ya que se te prescribe esta regla de amor: que imitando al Padre ames a tu enemigo, pues él mismo dice: amad a vuestros enemigos ¿cómo te vas a ejercitar en este precepto, si no soportases a ningún enemigo? Ya ves cómo te trae algún beneficio. Y el hecho de que Dios perdona a los malos, te sirva para tener tú misericordia, ya que tú mismo, aunque seas bueno, puede ser que hayas sido antes malo; y si Dios no perdonase a los malos, tampoco tú te presentarías dando gracias. Que perdone, pues, a los demás quien te perdonó también a ti. No, no debes poner barreras en el camino de la misericordia, una vez que tú ya lo has pasado.

* * * * *
2 - ¿Cómo ora el que vive en medio de gente mala, y cuyas enemistades le ponían a prueba? ¿Qué dice? Estoy entristecido en mi prueba y estoy turbado. Al extender su amor hasta sus enemigos, se siente afectado por el hastío, por las enemistades de muchos, rodeado del odio de muchos; y su humana debilidad le hizo sucumbir. Vio que se le comenzaba a insinuar una maligna persuasión diabólica, induciéndole al odio contra los enemigos; y resistiendo al rencor para perfeccionar el mismo amor, en esa pelea, en esa lucha, se siente turbado. Su voz la encontramos también en otro salmo: Mi ojo se turbó por la ira. ¿Qué más sigue? He envejecido entre todos mis enemigos. Como en medio de una tempestad, y del oleaje, había comenzado a sumergirse, igual que Pedro. Porque el que ama a sus enemigos, camina sobre el oleaje de este mundo. Cristo caminaba valientemente sobre el mar: de su corazón no podía apartar en absoluto el amor al enemigo. Colgado en la cruz, decía: Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen. También Pedro quiso andar sobre las aguas. Cristo como cabeza, Pedro como su cuerpo; pues se le había dicho: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Se le ordenó caminar, y lo hizo por gracia del mandante, no por sus posibilidades. Pero al ver un viento recio, tuvo miedo; y cuando comenzaba a hundirse, se turbó en su prueba. ¿Cuál era ese viento recio? Por la voz del enemigo y los sufrimientos provenientes del pecador. Así que lo mismo que Pedro gritó entre las olas: ¡Sálvame, Señor, que perezco!, la voz de este salmo se anticipó: Escucha, oh Dios, mi oración, y no desprecies mi súplica; hazme caso y escúchame. ¿Cuál es la causa? ¿Qué es lo que sufres? ¿De qué te lamentas? Estoy entristecido en mi prueba. Me colocaste entre los malos para ser probado, pero se levantó una excesiva multitud para mis fuerzas. Tranquiliza al turbado, alarga la mano al que se está sumergiendo: Estoy entristecido en mi prueba y estoy turbado por la voz del enemigo, y por la tribulación de los pecadores, puesto agolparon sobre mí iniquidad y en su ira me ha entenebrecido. Estás oyendo las olas y los vientos: lo ultrajan como a un hombre humillado, y él ora; se ensañan contra él por todas partes con estrepitosos insultos, pero él, en su intimidad, invoca a quien ellos no veían.

* * * * *
3 - Cuando el cristiano debe soportar una situación parecida, no debe arremeter con odio y a la ligera contra el que le hace sufrir, pretendiendo vencer al viento, sino volverse a la oración, para no perder el amor. No hay que tener miedo de lo que pueda hacer el enemigo. ¿Qué podrá hacer? Decirte muchas malas palabras, lanzarte ultrajes, ensañarse con insultos; y eso ¿a ti qué te importa? Estad alegres y contentos —dice Jesús— porque vuestra recompensa será grande en los cielos. En la tierra él amontona injurias, tú acumula tesoros en el cielo. Bien; que se ensañe más; podrá, sí, hacer algo peor; ¿quién va a estar más seguro que tú, a quien se dice: No temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no la pueden matar? ¿Qué será, pues, lo que hay que temer, cuando soportas al enemigo? Que se te afloje el amor con que amas al enemigo. En realidad ese enemigo, de carne y sangre, lo que
busca en ti es lo que ve. Pero hay otro enemigo escondido, el dueño de estas tinieblas, que tú tienes que soportar en la carne y en la sangre, y que va en busca de eso otro oculto que tienes, de arrebatarte tus tesoros interiores, y está tramando devastarlos. Así que pon ante tus ojos a estos dos enemigos; el uno es manifiesto, el otro oculto: el manifiesto es el hombre, el oculto el diablo. Ese hombre es como tú en cuanto a la naturaleza, aunque en cuanto a la fe y al amor, todavía no es como tú, pero podrá llegar a serlo. Al ser dos, a uno obsérvalo, y al otro trata de reconocerlo con la inteligencia; a uno ámalo, con el otro, ten cuidado. Porque el enemigo ese que ves, trata de rebajarte en aquello que él se siente vencido. Por ejemplo, si se siente superado por tus riquezas, quiere empobrecerte; si por tu honor, quiere humillarte; si es por tu valor, pretenderá hacerte débil; en una palabra, él está atento a arruinarte o arrebatarte aquello en lo que le aventajas. Y así mismo el enemigo oculto lo que quiere es privarte de aquello en que se siente vencido. Pues como hombre superarás al hombre en lo que te hace feliz; en cambio, como vences al diablo es con el amor al enemigo. Y lo mismo que el hombre está tramando quitarte, arrancarte o echar por tierra tu felicidad, en la que se siente superado, también el diablo busca la victoria privándote de aquello en lo que se siente derrotado. De ahí que debes mantener en tu corazón el amor al enemigo, y así vencerás al diablo. Ensáñese el hombre todo lo que le sea posible, que te quite todo lo que puede; si amas al que se ensaña abiertamente, queda vencido el que ocultamente se ensaña.

martes, 16 de abril de 2019

El Amor a Dios (Martes Santo)

De un sermón de san Bernardo de Claraval (Var 29):

No améis al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama el mundo, el amor del Padre no esta en él. Porque todo lo que hay en el mundo, las pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia, no provienen del Padre sino del mundo (1 Jn. 2,15-16). Así, pues, ¿existe algo que proceda del Padre y pueda suplir estas otras cosas? Sin duda alguna, y mucho más dulce y digno de amar que aquello otro. Pero no se debe confiar a los siervos y menos aun a los enemigos, porque ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad de Dios? El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios (Sant. 4,4). Solamente a los amigos se les da esa confianza y se les dice: todo lo que el Padre tiene es mío, por eso os he dicho que recibe de lo mío y os lo anunciará (1 Jn. 16,15).

Dice san Gregorio que el amor es fuente de sabiduría. Así es, existe un triple amor capaz de excluir esas tres cosas que no proceden del Padre. Y a mi parecer, ese es el motivo de que se le pregunte tres veces a Pedro: ¿Me amas, me amas, me amas? Y tal vez esté incluido en aquel precepto de la ley: Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas (Dt. 6,5). Es decir, ámalo con ternura y entrañablemente, ámalo con prudencia, ámalo en gran medida.  El amor del corazón tiene cierta semejanza con el amor carnal, ya que el centro de nuestros impulsos afectivos está en el corazón.  El alma evoca una realidad más elevada, considerada como la sede de la sabiduría. Parece, pues, muy justo que se le pida amar con prudencia a Dios. 

Lo que hemos denominado amor afectivo del corazón fluye, en gran manera, con el recuerdo de la encarnación de Cristo y de todos los misterios de su vida terrena, sobre todo con el de la Pasión. 

domingo, 14 de abril de 2019

Lunes Santo

Seis días antes de la Pascua volvió Jesús a Betania, donde Lázaro había muerto, a quien Jesús resucitó (Del Evangelio del Lunes Santo - Jn. Cap. XII)


Del tratado 50 de san Agustín sobre el Evangelio de san Juan:


Jesús, pues, seis días antes de la Pascua vino a Betania, donde había muerto Lázaro, a quien levantó Jesús. Pues bien, le hicieron allí una cena y Marta servía; Lázaro, en cambio, era uno de los que se habían puesto a la mesa. Para que los hombres no supusiesen que él había sido hecho un fantasma porque, muerto, resucitó, era uno de los recostados; vivía, hablaba, tomaba parte en el festín; la verdad se mostraba, la incredulidad de los judíos era confundida. Se había puesto, pues, a la mesa el Señor con Lázaro y con los demás; servía Marta, una de las hermanas de Lázaro.


En cambio, María, la otra hermana de Lázaro, tomó una libra de perfume de nardo pístico, caro; ungió los pies de Jesús y con sus cabellos enjugó los pies de él, y la casa se llenó con el olor del perfume. Hemos escuchado el hecho; investiguemos el misterio. Tú, cualquiera que quieres ser una persona fiel, con María unge con perfume caro los pies del Señor. Ese perfume fue la justicia; por eso hubo una libra; además era perfume de nardo pístico, caro. Respecto a lo que asevera, pístico, debemos pensar en algún lugar de donde era este perfume caro; sin embargo, este adjetivo no es ocioso y está óptimamente en armonía con un sacramento. Pístis se llama en griego a la fe. Intentabas poner por obra la justicia: El justo vive de fe. Unge tú los pies de Jesús: viviendo bien, ve en pos de las huellas del Señor. Enjúgalos con los cabellos: si tienes cosas superfluas, da a los pobres y has enjugado los pies del Señor, pues los cabellos parecen cosas superfluas del cuerpo. Tienes qué hacer con tus cosas superfluas; para ti son superfluas, pero para los pies del Señor son necesarias. Los pies del Señor pasan quizá necesidad en la tierra. En efecto, ¿de quiénes, sino de sus miembros, va a decir al final: «Cuando lo hicisteis a uno de mis mínimos, a mí lo hicisteis? Habéis gastado vuestras cosas superfluas, pero os habéis dedicado a mis pies».



Pues bien, la casa se llenó del olor, el mundo se ha llenado de la buena fama, porque olor bueno es la buena fama. Quienes viven mal y se llaman cristianos, hacen una injuria a Cristo; de quienes son así está dicho que por su culpa se denuesta el nombre de Dios. Si por culpa de tales individuos se denuesta el nombre de Dios, mediante los buenos se loa el nombre del Señor. Escucha al Apóstol: Somos en todo lugar, afirma, olor bueno del Mesías.


En el monte de los Olivos (Ramos)

Acercándose Jesús a Jerusalén, y llegando a Betfagé al pie del monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos. (Mt. Cap. XXI)

Es digno de atención el hecho de subir al templo después de dejar a los Judíos, aquel Señor que debía habitar en el corazón de los gentiles. El verdadero templo es aquel que el Señor es adorado, no según la letra, sino en espíritu. El templo de Dios es el que está constituido, no por una construcción de piedras, sino por el encadenamiento de las verdades de la fe. El Señor abandona, pues, a los que le odiaban, y escoge a los que debían amarle. Y por eso sube al monte de los Olivos, para plantar con su virtud divina estos noveles retoños de olivos que tienen por madre la Jerusalén espiritual. En este monte está Él mismo, el celeste agricultor, de tal suerte que cuantos se hallan plantados en la casa de Dios, puedan decir verdaderamente: “Yo soy como olivo fructífero que está en la casa del Señor”.

Del libro 9 de S. Ambrosio sobre san Lucas

viernes, 12 de abril de 2019

Semejanza con Dios

De cómo el alma puede recobrar la semejanza con el esposo



De un sermón de san Bernardo de Claraval  (SCant 83,3-5)

Esta conformidad une al alma con el Verbo, cuando, siéndole ella semejante por su naturaleza, procura semejarse a Él por su voluntad, amándole como por Él es amada. Luego, si le ama perfectamente se desposa con Él. ¿Existe otra cosa más dulce que esta conformidad? ¿Algo más deseable que este amor que , no contentándose el alma con las instrucciones recibidas de los hombres, se acerca animosamente ella misma al Verbo, se adhiera fuertemente a Él, pregunte y consulte familiarmente sobre todas las cosas, de modo que la capacidad de su inteligencia es la medida de la audacia de sus deseos?  

Todo ello constituye un verdadero contrato de matrimonio espiritual y santo. Y aun me quede corto diciendo “contrato”, es abrazo. Abrazo, ciertamente, cuando un mismo querer, un mismo no querer, hace de dos espíritus uno solo. Y no es de temer la disparidad de las personas haga claudicar en algo la conveniencia de voluntades, porque el amor no entiende de respeto: Amor venerantiam nescit, o lo que es lo mismo, amor de amar, no de honrar. Honre, de buena manera, el que sienta horror, el que sienta estupor, el que teme, el que admira; todo eso está de más en el amante. El amor abunda para sí. El amor, cuando viene, traduce y cautiva en sí mismo todos los afectos. Por eso ama lo que ama y no sabe otra cosa.  

Él mismo (el Esposo), que merece ser honrado, excita la sorpresa y la admiración, pero ama más ser amado (…)

El Misterio del Sumo Pontífice, un hombre malo

Los pontífices y fariseos juntaron consejo, y dijeron: ¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros. (Del Evangelio del viernes de Pasión, Jn. Cap. 11)

Del tratado 49 de san Agustín del Evangelio de san Juan:

Los pontífices y los fariseos reunieron el consejo y decían: ¿Qué hacemos? No decían empero «creamos». En efecto, hombres perdidos, más que en cómo mirar por sí para no perecer, pensaban en cómo dañar para destruir; y, sin embargo, temían y, por así decirlo, deliberaban. En efecto, decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchos signos: si lo dejamos así, todos creerán en él, y vendrán los romanos y aniquilarán el lugar y la nación nuestros. 
Temieron perder lo temporal, mas no pensaron en la vida eterna, y así perdieron una y otra cosa. De hecho, los romanos, tras la pasión y glorificación del Señor, les aniquilaron el lugar y la nación, tomándolo por las armas y trasladándola; y les toca en suerte lo que en otra parte está escrito: En cambio, los hijos de este reino irán a las tinieblas exteriores. Pues bien, porque percibían que la doctrina de Cristo se oponía al templo mismo y a sus leyes patrias, temieron esto: que, si todos creían en Cristo, nadie quedaría para defender contra los romanos la ciudad y el templo de Dios. 
Ahora bien, uno de ellos, Caifás, como fuese pontífice de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada ni pensáis que nos conviene que por el pueblo muera un único hombre, y no perezca la nación entera». Ahora bien, no dijo esto por su propia cuenta, sino que, como fuese sumo pontífice de aquel año, profetizó. Aquí se nos enseña que el espíritu de profecía predice el futuro incluso mediante hombres malos; el evangelista empero atribuye esto a un misterio divino, porque fue pontífice, esto es, sumo sacerdote.

martes, 9 de abril de 2019

El mundo me aborrece porque doy testimonio contra él, dice el Señor

¡Ni sus parientes creían en Él! "Mi tiempo aun no ha venido, mas vuestro tiempo siempre está preparado. No puede el mundo aborreceros a vosotros: mas a mi me aborrece; porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas". (Del Evangelio del martes de Pasión. Jn. Cap. VII)

Muchos clérigos y laicos conciliares y posconciliares no querían ni escuchar que se hable mal o negativamente del mundo o de la relación cautelosa y aguerrida que debe llevar la Iglesia ante el mundo. Llamaban a los que pensaban así despectivamente “profetas de desgracias”.  Forman parte, a la luz de la perícopa evangélica ut supra mencionada, de los que el mundo no aborrece, porque no dan testimonio de que sus obras son malas, contemporizan con él, relativizan la doctrina para agradara los poderes humanos y no humanos del mundo. Pero a ellos los aborrece Dios. 

En cambio los tradicionalistas, la historia reciente lo dice, han sufrido constante persecución por fuera y sobre todo, la más dolorosa, por dentro de la Iglesia. Ellos son aborrecidos porque dan testimonio contra el mundo, y contra toda  unión de la Iglesia y el mundo, porque sus obras son malas. A estos “profetas de desgracias” los ama Dios, quien no dudó en sacrificar a su Hijo para expiación de nuestros pecados y abrirnos las puertas del Cielo para los que se arrepienten y hacen penitencia. 

C-

lunes, 8 de abril de 2019

Padre, perdónalos


Cuando el cojo aquel que se sentaba a la puerta se levantó a la voz de Pedro y caminó por su pie, de modo que los hombres se asombraron, Pedro les dijo que hizo eso no con su poder, sino con la fuerza de aquel a quien ellos asesinaron. 


Muchos, compungidos, dijeron: ¿Qué haremos? 

Se vieron, en efecto, ligados por el ingente crimen de impiedad, porque asesinaron a quien debieron venerar y adorar, y supusieron que esto era inexpiable. 

Grande era, en efecto, el delito cuya consideración los hacía desesperar; pero no debían desesperar esos por quienes el Señor, pendiente en la cruz, se dignó orar. 

Había dicho, en efecto: Padre, perdónalos, porque desconocen qué hacen. 

Veía, entre muchos extraños, a algunos suyos; pedía perdón para esos de quienes aún recibía injurias, pues se fijaba no en que moría a manos de ésos mismos, sino en que moría por ésos mismos. 

(San Agustín, del tratado 31 sobre san Juan)

domingo, 7 de abril de 2019

Tiempo de Pasión


Sermón 9 de Cuaresma de san León, Papa

No ignoramos, amadísimos, que entre todas las solemnidades cristianas, el misterio pascual es el que ocupa el primer lugar. Para celebrarle digna y convenientemente, nos prepara y dispone, mediante la reforma de nuestras costumbres, nuestra conducta durante todo el resto del año; mas los días presentes nos obligan todavía más a una mayor devoción, puesto que sabemos que están más próximos a aquel en que celebraremos el sublime misterio de la misericordia divina. 

Para estos días, muy razonablemente los santos Apóstoles, inspirados por el Espíritu Santo, instituyeron mayores ayunos, a fin de que estando todos más unidos con la cruz de Cristo, también hagamos algo de lo mucho que por nosotros practicó. Como dice el Apóstol: “Si padecemos con él, también seremos con él glorificados”. Ya que cuantos participan de la pasión de Cristo tienen esperanza cierta en la bienaventuranza que prometió. 

A nadie, amadísimos, se niega la participación en esta gloria, sin que sea obstáculo para ello la condición del tiempo, ya que la tranquilidad y la paz no nos privan de la práctica de la virtud. Ya lo predijo el Apóstol, diciendo: “Todos los que quieren piadosamente en Cristo, sufrirán persecución”. Y por lo mismo jamás faltan las pruebas de la persecución, si no se deja la práctica de la piedad. 

Y a la verdad, el Señor en sus exhortaciones dice: “Quién no toma su cruz y me sigue no es digno de mi”. Ni hay duda que esta palabra va dirigida, no solamente a los discípulos de Cristo, sino a todos los fieles, a toda la Iglesia, la cual en su universalidad escuchaba las condiciones de la salvación en la persona de los que estaban presentes. 

Así como conviene a todo este cuerpo vivir piadosamente, así es propio de todos los tiempos llevar la cruz, y no en vano se aconseja a cada uno que la lleve, ya que cada uno sufre su peso en una forma y según una medida que le son propias. Uno es el nombre de la persecución, pero la causa del combate no es una sola, y generalmente hay más peligro en el enemigo oculto que en el manifiesto. El bienaventurado Job enseñado por la alternativa de los males y bienes de este mundo, decía muy piadosa y verdaderamente: “¿Acaso no es una tentación toda la vida del hombre sobre la tierra?” 

Ya que el alma fiel no solamente sufre los dolores del cuerpo, sino que, aun cuando permanezcan sanos todos los miembros corporales, se ve amenazada por una grave enfermedad si se deja debilitar por los placeres de la carne. Pero, como “la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne” el alma racional, con el auxilio de la cruz de Cristo, no consiente en los deseos culpables al ser tentada, por sentirse como traspasada por los clavos de la continencia y el temor de Dios. 

sábado, 6 de abril de 2019

El momento presente

“Dios te espera en el momento presente. Si captas el aplicarte a él como una clavija a la toma de la corriente, la luz y la fuerza pasarán. Pero en la inmensa habitación en la que te encuentras no hay más que una toma de corriente pequeña, pequeña…” “El instante presente es el punto de inserción de Dios en tu vida, y a través de ti en la vida del mundo. Pero Dios no pasa sin tu libre consentimiento.” 1

“De este contacto con Dios en cada momento nace entonces un instante perpetuo, una constante unión a Dios a través de todo. Aunque esté absorbido por la vida activa, el alma permanece con Jesús en una renovación inalterable, en una profunda soledad con él sólo. Puede percibir sin cesar la presencia de Dios en cada acontecimiento y en cada circunstancia.”

“El momento presente es, pues, el fundamento mismo de nuestra unión con Dios. Es cierto que la presencia divina se hace más patente en la oración o en el sufrimiento. En los Sacramentos, sobre todo, Dios se entrega a nosotros de un modo especial. Pero todo instante nos da a Dios. Por eso podría decirse que el momento presente es en cierto modo el sacramento perpetuo. Pero entonces todo despilfarro se convierte en una profanación.” 2

1 – Quois, M.: Réussir, pp. 101 y ss.
2 – Víctor de la Vierge, O.C.D.: L´Instant présent (Pour un réalisme spirituel), Noviciat de Carmes, Bernay-en-Champagne (Sarthe).

Trabajar y luchar contra el modernismo construyendo almas

Brillante entrada de Cordialiter, donde se escribe sobre una relación que se suele ver muchas
veces como aparentemente contradictoria: la lucha contra el modernismo y la espiritualidad tradicional. 


*

Durante décadas hemos sido testigos de una batalla campal entre aquellos que permanecieron leales a la Tradición Católica y los militantes del Ejército Rojo de los Modernistas. En juego está la salvación eterna de tantas almas. Pero para ganar esta batalla espiritual es necesario luchar de una manera cristiana, dando buenos frutos. 

*
Querido D.,
[...] Quería decir que me alejé un poco de tu blog para leer otros sitios que informan sobre el estado de la Iglesia al dar los nombres de los protagonistas [...]. Me di cuenta, leyendo estos sitios, que estoy desanimado y que es muy fácil ver todo en negro. También tengo mucha ira [...]. Tu blog no es así. Te enfocas en la vida espiritual dando consejos. En este nuevo año quiero leer más tu blog. [...]

Quería decirte que el blog es muy bueno y realmente ayuda a muchas personas. Gracias por tu arduo trabajo. [...]

Adiós!

(Carta firmada)
*

Querido hermano en Cristo,
                                       Ante todo, me disculpo por el gran retraso con el que respondo a su correo electrónico.

En cuanto a la "batalla campal" contra el modernismo, creo que es correcto luchar contra él, pero para que dé buen fruto debe hacerse de manera sagrada, de lo contrario, se arriesga a hacer más daño.

San Francisco de Sales alentó a Filotea a hablar mal de los enemigos de la Iglesia, ya que de esta manera uno ayuda al prójimo a no caer en sus errores (obviamente, uno debe hacerlo sin odiar a nadie y sin usar medios inmorales). En este sentido, dio el ejemplo del pastor que grita "¡Lobo!" Para salvar a la oveja. San Pío X escribió que aquellos que consideran a los modernistas como los enemigos más peligrosos de la Iglesia no están lejos de la verdad. Por lo tanto, al criticar las fechorías de los modernistas, se puede llevar a cabo un acto de caridad porque se advierte a los demás contra estos errores fatales. Incluso los santos criticaron las malas acciones de los enemigos de Dios. Como ustedes saben, tengo mucha devoción y gratitud hacia San Alfonso María de Liguori, de quien he 
leído muchos de sus escritos. Noté que no se limitaba a criticar los errores de los enemigos externos de la Iglesia, sino también a muchas cosas tristes que ocurrían entre los católicos, incluso entre las personas consagradas. Por ejemplo, este gran Doctor de la Iglesia criticó: la relajación que había infectado a tantas comunidades religiosas; el pequeño camino ascético en que vivían tantos sacerdotes seculares; los confesores mal educados en teología moral; Teólogos y confesores rigurosos (además de los laxos); etcétera. Incluso en una carta dirigida al cardenal Castelli, se quejaba del pequeño celo por la salvación de las almas que veía en la mayoría de los obispos. El mismo San Pío X, uno de los Sumos Pontífices más amados por los católicos que se mantuvieron fieles al Magisterio perenne de la Iglesia, en su célebre encíclica con la que condenó el modernismo, admitió que esos errores doctrinales habían infectado incluso a unos pocos sacerdotes. En el libro "Diálogo de la Divina Providencia" de Santa Catalina de Siena se habla mucho sobre los males que afligen al episcopado, al clero y a los religiosos. Podría citarles a otros santos que se quejaron de las cosas tristes que sucedieron entre los eclesiásticos. También en la Sagrada Escritura encontramos críticas de Dios hacia ciertos obispos.

Sin embargo, el Señor y los santos, incluso cuando se quejan de las cosas torcidas que ocurren en la Iglesia, lo hacen de una manera que no cause enojo, resentimiento, desesperación, desesperación u otras cosas negativas. De hecho, al leer sus críticas, uno se siente movido a orar más por la santificación del clero, las buenas vocaciones, la conversión de los errados, la salvación de las almas, etc. ¿Qué quiero decir con eso? Hemos visto que criticar a los modernistas es algo bueno, pero uno debe saber cómo hacerlo de la manera correcta, es decir, de una manera cristiana, de lo contrario causará más daño.

Jesús en el Evangelio nos enseñó a evaluar árboles basados ​​en frutos. Si un blog dice que está del lado de la Tradición Católica, pero siembra tristeza, desánimo, odio, desaliento, derrotismo y cosas 
así, ¿cómo puede beneficiar a las almas? En ciertos sitios "tradicionalistas y desalentadores" uno lee cosas que un católico nunca debería decir, por ejemplo, que la Iglesia ya estaría terminada, irremediablemente destruida por los militantes modernistas. Pero este es un grave error doctrinal, ya que es un dogma de fe que la Iglesia Católica es indefectible, es decir, nunca puede fallar, por lo que seguirá existiendo hasta el fin del mundo. Algunos, ya que hay demasiados modernistas en la Iglesia, dijo que estaba pensando en mudarse a la Iglesia ortodoxa. Incluso en el pasado, la Iglesia ha pasado por períodos dramáticos (creo, por ejemplo, cuando se extendió la herejía arriana, que negó la divinidad de Cristo), pero los santos permanecieron en la Iglesia Católica para "reformarla" desde adentro. El simple deseo con total advertencia y consentimiento deliberado para abandonar a la Iglesia Católica, que es el Cuerpo Místico de Cristo, ya es un pecado mortal. 

¿Puede Dios contentarse con ciertos sitios de Internet que difunden el desaliento, el derrotismo e incluso hablan del "fin" de la Iglesia y de abandonar el Cuerpo Místico de Cristo? Ciertamente no, ya que, como lo enseña el Catecismo de San Pío X, el Señor es incapaz de cumplir y desear el mal. Entre otras cosas, cuando uno está desanimado y triste, también termina perdiendo el deseo de practicar con devoción la vida devota. 

Los buenos árboles dan buenos frutos. Cuando quiera obtener información en Internet sobre asuntos religiosos, mi consejo es que solo vaya a sitios que le den buenos frutos, es decir, cuando los lea, hará que su corazón se sienta cómodo, incluso hasta compuesto, y usted se sienta animado a caminar con pasión. El camino de la perfección cristiana para darle sabor a Dios, el fin último de nuestra existencia. Hablar mal del frente modernista es algo bueno, pero debe hacerse para elevar el alma a Dios, no de una manera que desanime a los lectores.

Si mi blog desde 2008 hasta hoy le ha hecho bien a alguien, como usted dice, el mérito es esencialmente del Señor, porque sin Él no podemos hacer nada bueno. Pero el mérito también es tuyo y de otras personas con un gran corazón, de hecho, gracias a ustedes, lectores y partidarios, si puedo dedicar tantas horas de trabajo a la administración del blog, publicando publicaciones diarias que construyen almas. A estas alturas, "Cordialiter" se ha convertido casi en la única fuente de mis ingresos. Sin su apoyo, me vería obligado a abandonar el blog. Muchas gracias por lo que haces por mi!

En corde matris,

Cordialiter