"De hecho, los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios, ni innovadores, son tradicionalistas" (Papa san Pío X)

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sábado, 20 de abril de 2019

Pascua

El diácono canta el Exsultet
“Oh noche verdaderamente venturosa, la única que mereció saber el tiempo y la hora en que Cristo resucitó del sepulcro… La santidad, pues, de esta noche, ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los pecadores y la alegría a los tristes. Ahuyenta los odios, prepara la concordia y somete al yugo de Dios a los imperios” (Exsultet)
* * * * *
Lección del santo Evangelio según san Marcos (Cap. 16 vs 1-7)

En aquel tiempo, María Magdalena, y María Madre de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y lo que sigue. 
Homilía de san Gregorio, Papa
Homilía 21 sobre los Evangelios 
 I
Habéis oído, hermanos carísimos, que las santas mujeres, que habían seguido al Señor, fueron con aromas al sepulcro, y que, al que habían amado vivo, con su celo lleno de humanidad, le tributaban obsequios aún después de muerto. Mas lo hecho por ellas indica algo de lo que en la Santa Iglesia debe hacerse. Así, pues, es necesario que oigamos lo que se hizo, a fin de pensar en lo que, a imitación de lo que hicieron ellas, nos toca hacer a nosotros.  Nosotros, pues, que creemos también en aquel que murió, iremos en verdad a su sepulcro con aromas, si buscamos al Señor llenos de fragancia de virtudes y de fama de buenas obras. Ven a los Ángeles aquellas mujeres que fueron con aromas, porque solo perciben a los ciudadanos del cielo los ojos de aquellas almas, que exhalando olor de virtudes, se encaminaban al Señor por medio de santos deseos. 
 *

R – Un ángel del Señor bajo del cielo y llegándose removió la piedra y sentóse encima, y dijo a las mujeres: no temáis, pues sé que buscáis al crucificado; resucitó ya; venid y ved el lugar donde estaba colocado el Señor; aleluya. V – Y entrando en el sepulcro vieron a un mancebo sentado a la derecha, sentado a la derecha, vestido de blanca túnica, y quedaron atónitas, y él les dijo: no temáis. Gloria al Padre…  Un ángel del Señor bajo del cielo y llegándose removió la piedra y sentóse encima y dijo a las mujeres: no temáis, pues se que buscáis al crucificado, resucitó ya; venid y ved el lugar donde estaba colocado el Señor.  
II
Debemos empero notar por que el ángel deja verse sentado a la derecha; púes ¿Qué indica la izquierda sino la presente vida, y por la derecha que se entiende sino la vida eterna? Por esto se halla escrito en el Cantar de los Cantares: Su mano izquierda está debajo de mi cabeza, y con la diestra me abrazará. Como nuestro Redentor había ya salido de la corrupción de la vida presente, por esto el ángel que había venido a anunciar su perpetua vida estaba sentado a la derecha. Y  apareció vestido de blanca túnica, porque anuncio el júbilo de nuestra festividad; pues la blancura del vestido denota el esplendor de nuestra solemnidad. ¿Nuestra diremos o suya? Ahora bien, para expresarnos con más exactitud, digamos suya y nuestra; porque festividad nuestra fue la resurrección de nuestro Redentor por habernos restituido a la inmortalidad, y festividad fue de los ángeles, pues llamándonos a las celestes sedes completó el número de ellos. 
 *

R- Transcurrido el sábado, María Magdalena, y María madre de Santiago y Salomé, compraron aromas. Para ir a embalsamar a Jesús, aleluya, aleluya. V- Y saliendo muy temprano el primer día de la semana, llegan al sepulcro salido ya el sol. Para… Gloria al Padre… Para…  
III
En su festividad y nuestra aparecióse, pues, el Ángel con blancas vestiduras, porque la resurrección del Señor, al paso que nos abre de nuevo el camino a las alturas, repara las pérdidas de la patria celestial. Oigamos empero lo que dice a las mujeres que llegan: “No temáis”; como si les dijera: teman aquellos que no se complacen en la visita de los ciudadanos del cielo; espántense los que oprimidos de deseos carnales desesperan de poder llegar a hacerles compañía; pero ¿por qué teméis vosotras que veis a vuestros conciudadanos? Por lo cual san Mateo al describir la aparición del Ángel dice; “Era su semblante como el relámpago, y sus vestiduras como la nieve”; ahora bien, en el relámpago se representa el terror, y en la nieve la suavidad de la blancura. 
Te Deum laudamus…
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Prefacio Pascual cantado por Pío XII



Vere dignum et iustum est, æquum et salutare: Te quidem, Domine, omni tempore, sed in hoc potissimum die gloriosius prædicare, cum Pascha nostrum immolatus est Christus. 
Ipse enim verus est Agnus, qui abstulit peccata mundi. Qui mortem nostram moriendo destruxit et vitam resurgendo reparavit.
Et ideo cum Angelis et Archangelis, cum Thronis et Dominationibus, cumque omni militia cælestis exercitus, hymnum gloriae tuæ canimus, sine fine dicentes.

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¡SANTA Y FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN PARA TODOS!


viernes, 19 de abril de 2019

"Consummatum est!" - Todo está cumplido


"et inclinato capite, emisit spiritum"
E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. 


Sobre la muerte del Señor Jesús

Oficio Divino – Viernes Santo – II Nocturno Maitines
Del tratado de san Agustín, obispo, sobre los salmos

Lección IV
Me has protegido de la conjura de los perversos, y del motín de los malhechores. Contemplemos ahora a nuestra cabeza. Muchos han sido los mártires que han padecido la misma clase de torturas; pero nada descuella tan luminosamente como el cabeza de los mártires; en ella contemplamos mejor lo que ellos padecieron. Fue protegido de la multitud de los malhechores, protegiéndose Dios a sí mismo, protegiendo su carne como Hijo de Dios y como Hijo del hombre que había asumido; porque es Hijo del hombre y es Hijo de Dios: Hijo de Dios por su condición divina, e Hijo del hombre por su condición de siervo, teniendo el poder de entregar su vida y de recuperarla. ¿Qué pudieron hacerle sus enemigos? Mataron su cuerpo, pero no su alma. Fijaos bien. Hubiera valido poco el exhortar el Señor de palabra a los mártires, si no quedase reforzada su exhortación con el ejemplo. 

R – Como a un ladrón, salisteis a prenderme con espadas y palos. Cada día estaba con vosotros en el templo, y no me prendisteis y he aquí que, azotado, me lleváis a crucificar. V – Y como hubiesen prendido a Jesús, y le detuvieran, les dijo. Cada día estaba con vosotros en el templo, y no me prendisteis y he aquí que, azotado, me lleváis a crucificar.
* * *
Lección V
Ya conocéis qué conjura urdieron aquellos malvados judíos, y qué motín armaron aquellos malhechores. ¿Cuál fue su maldad? El querer matar al Señor Jesucristo. Os he dado a conocer, les dice, muchas cosas buenas: ¿por cuál de ellas queréis matarme? Se había preocupado de todos sus enfermos, había sanado a todos sus lisiados, predicó el reino de los cielos, no se calló sus vicios, a fin de que fueran ellos mismos quienes los rechazaran, y no el médico que los curaba. Más ellos, ingratos ante todas estas curaciones, como en delirio de una intensa fiebre, y ensañados contra el médico que había venido a curarlos, tramaron la forma de acabar con él. Todo como queriendo demostrar si realmente era un hombre que podía morir, o se trataba de algo superior, que no permitía su muerte. Reconocemos sus palabras en la Sabiduría de Salomón: Condenémosle, dicen, a una muerte humillante. Vamos a preguntarle, ya que sus palabras indicarán si está protegido; si es realmente el Hijo de Dios, que lo libre.

R – Después que los Judíos crucificaron a Jesús, sobrevinieron densas tinieblas; y cerca de la hora nona Jesús exclamó con gran voz: Dios mío, ¿por qué me habéis desamparado? * Y habiendo inclinado la cabeza exhaló el espíritu. V – Clamando Jesús con gran voz dijo: Padre encomiendo mi espíritu en vuestras manos. Y habiendo inclinado la cabeza exhaló el espíritu.
* * *
Lección VI
Afilaron sus lenguas como una espada. Dice otro salmo: Los hijos de los hombres: sus dientes son armas y flechas, y su lengua una espada afilada. Así se dice aquí: Afilaron sus lenguas como una espada. Que no digan los judíos: Nosotros no hemos matado a Cristo. Si lo entregaron al juez Pilato, fue para dar la impresión de que ellos quedaban exentos de culpa en su muerte. De hecho, cuando Pilato les dijo: ajusticiadlo vosotros, respondieron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. Querían descargar sobre un juez humano la maldad de su crimen; ¿Pero acaso podían engañar al divino juez? En lo que Pilato hizo, por el hecho de realizarlo, se hizo algo responsable; pero en comparación de ellos, es mucho más inocente. Insistió, de hecho, cuanto pudo para librarlo de sus manos. Por esto se lo presentó después de haberlo flagelado. No lo azotó para castigar al Señor, sino intentando aplacar el furor de los judíos, a ver si se amansaban un poco, y al verlo flagelado, desistían en su empeño por matarlo. Esto llegó a hacer Pilato. Pero como ellos siguieron insistiendo, ya sabéis que se lavó las manos, diciendo que no era su voluntad realizar tal cosa, y que era inocente de su muerte. Y sin embargo, la llevó a cabo. Ahora bien, si es culpable el que, contra su voluntad, realizó el crimen, ¿serán inocentes quienes le obligaron a consumarlo? De ninguna manera. Pero fue él quien pronunció la sentencia en su contra, y lo mandó crucificar, por eso de algún modo fue él personalmente quien lo mató; pero realmente vosotros, judíos, lo matasteis. ¿Cómo? Con la espada de la lengua: afilasteis vuestras lenguas. ¿Y cuándo lo habéis herido, sino cuando gritasteis: crucifícalo, crucifícalo?

R – Entregué mi alma muy amada en poder de los inicuos; y el pueblo que era mi heredad, fue para mí como un león en la selva;  el enemigo dio voces contra mí, diciendo: Juntaos y apresuraos a devorarle; me pusieron en un desierto solitario y lloró por mi toda la tierra; * Porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme. V – Levantáronse contra mi hombres sin piedad, y no perdonaron mi vida. Porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme. Entregué mi alma muy amada en poder de los inicuos; y el pueblo que era mi heredad, fue para mí como un león en la selva;  el enemigo dio voces contra mí, diciendo: Juntaos y apresuraos a devorarle; me pusieron en un desierto solitario y lloró por mí toda la tierra.

jueves, 18 de abril de 2019

Eucaristía y Caridad

Hic est enim calix sanguinis mei, novi et aeterni testamenti: mysterium fidei: qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem pecatorum.

* * * * *
- Nuestro Señor Jesucristo, después de cenar con sus discípulos, les lavó los pies y les dijo: ¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros yo, Señor y Maestro? Ejemplo os he dado para que también hagáis así vosotros. 

- Un mandato nuevo os doy: que os améis mutuamente como yo os he amado. 

- En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, si os profesáis amor recíprocamente. 
(Antífonas del Mandato)

Judas y el poder de las tinieblas


Del Oficio de Tinieblas:
R– Mi amigo me vendió con un beso por seña: “Aquél a quien yo besare, él es, prendedle”. Esta inicua seña dio el que por medio de un beso cometió un homicidio. * El infeliz arrojó el precio de la sangre y al fin se ahorcó.  V- Bien le hubiera estado a aquel hombre no haber nacido. * El infeliz arrojó el precio de la sangre y al fin se ahorcó.  
 * * *
R– Judas, pésimo mercader, se acercó con un ósculo al Señor, y Él, como inocente cordero, no negó el ósculo a Judas. * Por una cantidad de dineros entregó a Cristo a los Judíos. V– Mejor le fuera no haber nacido. Por una cantidad de dineros entregó a Cristo a los Judíos.  
* * * 

R– Uno de mis discípulos hoy me entregará: ¡Ay de aquel por quien seré entregado! * Mejor le fuera no haber nacido. V– El que mete la mano conmigo en el plato, este me ha de entregar en manos de los pecadores. * Mejor le fuera no haber nacido. R– Uno de mis discípulos hoy me entregará: ¡Ay de aquel por quien seré entregado!
(Responsorios del segundo nocturno de Maitines – Jueves Santo)

El poder de las tinieblas y el pecado, salvo por conversión de vida, siempre terminan mal, ya sea por la persistencia gustosa en el mismo, ya por pensar que el pecado es demasiado grande -y en este caso de Judas lo fue!- y desconfiar de la Misericordia infinita de Dios, que es en lo que parece que Judas falló.  

Oficio de Tinieblas del primer día


Jueves Santo
Chant : Schola Sainte Cécile (direction : Henri de Villiers) https://schola-sainte-cecile.com/
Lamentations de Couperin : Clotilde Cellier et Alix de La Motte de Broöns
Miserere de Nivers : Anne-Marie Lutz
Violoncelle : Augustin d’Oliveira, violoncelle
Orgue : Touve R. Ratovondrahety
Régie : Alexis
Paroisse Saint-Eugène - Sainte-Cécile
4 bis rue Sainte Cécile
FR-75009 Paris
http://www.saint-eugene.net

Jueves Santo

San Agustín
Del tratado de san Agustín sobre el salmo 54:

1 - Escucha, oh Dios, mi oración, y no desprecies mi súplica; hazme caso y escúchame. Palabras son estas de quien está preocupado y afanoso en medio del sufrimiento. Su oración está llena de dolor, anhelando ser librado del mal; nos falta saber en qué mal se encuentra; y cuando empiece a decirlo, reconozcámonos también nosotros ahí, y así, participando de su tribulación, unámonos en la oración. Estoy entristecido en mi prueba y estoy turbado. ¿Por qué entristecido, por qué turbado? Por mi prueba, dice. Va a referirse a los hombres malvados que soporta, y llama prueba a los padecimientos causados por esos hombres. No penséis que no tiene sentido la presencia de los malos en este mundo, y que Dios no se sirve de ellos para ningún bien. Todo hombre malvado, o vive para que se corrija, o vive para que el bueno sea probado por medio de él. Ojalá que los que ahora nos están probando, se conviertan, y a nosotros nos prueben; ahora bien, mientras a nosotros nos están probando, no se nos ocurra odiarlos; porque no sabemos quién de ellos va a perseverar en su maldad hasta el final, y con frecuencia, cuando te parece que has odiado a un enemigo, no caes en la cuenta de que, a quien odias es a un hermano. Las santas Escrituras nos dicen que el diablo y sus ángeles están destinados al fuego eterno. Sólo de ellos hay que perder la esperanza de corrección; contra ellos sostenemos una lucha secreta, y para esa lucha nos proporciona las armas el Apóstol, cuando dice: Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, es decir, contra los hombres que estáis viendo, sino contra los príncipes, las potestades, y los dirigentes de este mundo de 
tinieblas. Y para que no creyéramos que al decir el mundo, quizá entendiéramos que los demonios son los que gobiernan el cielo y la tierra, dijo este mundo de tinieblas. Por mundo dio a entender el de los amantes del mundo; por mundo quiso decir el de los impíos y malvados; por mundo quiso decir aquel del que dice el evangelio: Y el mundo no lo conoció. Si el mundo no conoció la luz, puesto que la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron, las mismas tinieblas que no aceptaron la luz presente, reciben el nombre de mundo, y ellos, los demonios, son los rectores de estas tinieblas. Sobre estos rectores tenemos en la Escritura una sentencia taxativa de que no debemos esperar la conversión de ninguno de ellos. En cambio, de las tinieblas como tales, cuyos jefes son ellos, nos queda la duda de si los que eran tinieblas, quizá se conviertan en luz. Así dice el Apóstol a los que ya se han hecho fieles: En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; en vosotros las tinieblas, en el Señor la luz. Por eso, hermanos, todos los malos, mientras son malos, ejercitan a los buenos. Escuchadlo más brevemente y comprendedlo. Si eres bueno, no tienes más enemigo que el malo. Ahora bien, tienes ya una norma prefijada, de que imites la bondad de tu Padre del cielo, que hace salir su sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque no sólo tú tienes enemigos, como si Dios no los tuviera. Tú tienes como enemigo a alguien que fue creado contigo; pero él tiene a uno creado por él. Nos encontramos, de hecho, con frecuencia en la Escritura que los malvados e injustos son enemigos de Dios; y que los perdona aquel que de nada le puede 
acusar el enemigo, y contra quien todo enemigo peca de ingratitud, ya que de él ha recibido todo el bien que tiene. Y del malo también le sirve como misericordia al prójimo, cualquiera sea el sufrimiento que le aqueja. El sufrimiento le sirve para no ensoberbecerse; el sufrimiento le sirve para que con humildad reconozca al Altísimo. En cambio tú ¿qué le has dado a tu enemigo, que te hace sufrir, y a quien eres incapaz de tolerar? Si Dios tiene como enemigo a quien tanto le ha dado, y hace salir su sol sobre buenos y malos, y derrama la lluvia sobre justos e injustos, tú, que ni puedes hacer salir el sol, ni hacer llover sobre la tierra, ¿no puedes ofrecer ni una sola cosa a tu enemigo, para que puedas tener paz en la tierra, tú, hombre de buena voluntad? Por lo tanto, ya que se te prescribe esta regla de amor: que imitando al Padre ames a tu enemigo, pues él mismo dice: amad a vuestros enemigos ¿cómo te vas a ejercitar en este precepto, si no soportases a ningún enemigo? Ya ves cómo te trae algún beneficio. Y el hecho de que Dios perdona a los malos, te sirva para tener tú misericordia, ya que tú mismo, aunque seas bueno, puede ser que hayas sido antes malo; y si Dios no perdonase a los malos, tampoco tú te presentarías dando gracias. Que perdone, pues, a los demás quien te perdonó también a ti. No, no debes poner barreras en el camino de la misericordia, una vez que tú ya lo has pasado.

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2 - ¿Cómo ora el que vive en medio de gente mala, y cuyas enemistades le ponían a prueba? ¿Qué dice? Estoy entristecido en mi prueba y estoy turbado. Al extender su amor hasta sus enemigos, se siente afectado por el hastío, por las enemistades de muchos, rodeado del odio de muchos; y su humana debilidad le hizo sucumbir. Vio que se le comenzaba a insinuar una maligna persuasión diabólica, induciéndole al odio contra los enemigos; y resistiendo al rencor para perfeccionar el mismo amor, en esa pelea, en esa lucha, se siente turbado. Su voz la encontramos también en otro salmo: Mi ojo se turbó por la ira. ¿Qué más sigue? He envejecido entre todos mis enemigos. Como en medio de una tempestad, y del oleaje, había comenzado a sumergirse, igual que Pedro. Porque el que ama a sus enemigos, camina sobre el oleaje de este mundo. Cristo caminaba valientemente sobre el mar: de su corazón no podía apartar en absoluto el amor al enemigo. Colgado en la cruz, decía: Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen. También Pedro quiso andar sobre las aguas. Cristo como cabeza, Pedro como su cuerpo; pues se le había dicho: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Se le ordenó caminar, y lo hizo por gracia del mandante, no por sus posibilidades. Pero al ver un viento recio, tuvo miedo; y cuando comenzaba a hundirse, se turbó en su prueba. ¿Cuál era ese viento recio? Por la voz del enemigo y los sufrimientos provenientes del pecador. Así que lo mismo que Pedro gritó entre las olas: ¡Sálvame, Señor, que perezco!, la voz de este salmo se anticipó: Escucha, oh Dios, mi oración, y no desprecies mi súplica; hazme caso y escúchame. ¿Cuál es la causa? ¿Qué es lo que sufres? ¿De qué te lamentas? Estoy entristecido en mi prueba. Me colocaste entre los malos para ser probado, pero se levantó una excesiva multitud para mis fuerzas. Tranquiliza al turbado, alarga la mano al que se está sumergiendo: Estoy entristecido en mi prueba y estoy turbado por la voz del enemigo, y por la tribulación de los pecadores, puesto agolparon sobre mí iniquidad y en su ira me ha entenebrecido. Estás oyendo las olas y los vientos: lo ultrajan como a un hombre humillado, y él ora; se ensañan contra él por todas partes con estrepitosos insultos, pero él, en su intimidad, invoca a quien ellos no veían.

* * * * *
3 - Cuando el cristiano debe soportar una situación parecida, no debe arremeter con odio y a la ligera contra el que le hace sufrir, pretendiendo vencer al viento, sino volverse a la oración, para no perder el amor. No hay que tener miedo de lo que pueda hacer el enemigo. ¿Qué podrá hacer? Decirte muchas malas palabras, lanzarte ultrajes, ensañarse con insultos; y eso ¿a ti qué te importa? Estad alegres y contentos —dice Jesús— porque vuestra recompensa será grande en los cielos. En la tierra él amontona injurias, tú acumula tesoros en el cielo. Bien; que se ensañe más; podrá, sí, hacer algo peor; ¿quién va a estar más seguro que tú, a quien se dice: No temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no la pueden matar? ¿Qué será, pues, lo que hay que temer, cuando soportas al enemigo? Que se te afloje el amor con que amas al enemigo. En realidad ese enemigo, de carne y sangre, lo que
busca en ti es lo que ve. Pero hay otro enemigo escondido, el dueño de estas tinieblas, que tú tienes que soportar en la carne y en la sangre, y que va en busca de eso otro oculto que tienes, de arrebatarte tus tesoros interiores, y está tramando devastarlos. Así que pon ante tus ojos a estos dos enemigos; el uno es manifiesto, el otro oculto: el manifiesto es el hombre, el oculto el diablo. Ese hombre es como tú en cuanto a la naturaleza, aunque en cuanto a la fe y al amor, todavía no es como tú, pero podrá llegar a serlo. Al ser dos, a uno obsérvalo, y al otro trata de reconocerlo con la inteligencia; a uno ámalo, con el otro, ten cuidado. Porque el enemigo ese que ves, trata de rebajarte en aquello que él se siente vencido. Por ejemplo, si se siente superado por tus riquezas, quiere empobrecerte; si por tu honor, quiere humillarte; si es por tu valor, pretenderá hacerte débil; en una palabra, él está atento a arruinarte o arrebatarte aquello en lo que le aventajas. Y así mismo el enemigo oculto lo que quiere es privarte de aquello en que se siente vencido. Pues como hombre superarás al hombre en lo que te hace feliz; en cambio, como vences al diablo es con el amor al enemigo. Y lo mismo que el hombre está tramando quitarte, arrancarte o echar por tierra tu felicidad, en la que se siente superado, también el diablo busca la victoria privándote de aquello en lo que se siente derrotado. De ahí que debes mantener en tu corazón el amor al enemigo, y así vencerás al diablo. Ensáñese el hombre todo lo que le sea posible, que te quite todo lo que puede; si amas al que se ensaña abiertamente, queda vencido el que ocultamente se ensaña.

martes, 16 de abril de 2019

Miércoles Santo: la traición de Judas

Velad y orad siempre


R - ¿No pudisteis velar una hora conmigo, vosotros que os exhortabais a morir por mí? 
* ¿Acaso no veis a Judas como no duerme, sino que se apresura a entregarme a los Judíos? 
V - ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no sucumbáis a la tentación. 
* ¿Acaso no veis a Judas como no duerme, sino que se apresura a entregarme a los Judíos?

(Breviario Romano, traducción)

domingo, 14 de abril de 2019

Lunes Santo

Seis días antes de la Pascua volvió Jesús a Betania, donde Lázaro había muerto, a quien Jesús resucitó (Del Evangelio del Lunes Santo - Jn. Cap. XII)


Del tratado 50 de san Agustín sobre el Evangelio de san Juan:


Jesús, pues, seis días antes de la Pascua vino a Betania, donde había muerto Lázaro, a quien levantó Jesús. Pues bien, le hicieron allí una cena y Marta servía; Lázaro, en cambio, era uno de los que se habían puesto a la mesa. Para que los hombres no supusiesen que él había sido hecho un fantasma porque, muerto, resucitó, era uno de los recostados; vivía, hablaba, tomaba parte en el festín; la verdad se mostraba, la incredulidad de los judíos era confundida. Se había puesto, pues, a la mesa el Señor con Lázaro y con los demás; servía Marta, una de las hermanas de Lázaro.


En cambio, María, la otra hermana de Lázaro, tomó una libra de perfume de nardo pístico, caro; ungió los pies de Jesús y con sus cabellos enjugó los pies de él, y la casa se llenó con el olor del perfume. Hemos escuchado el hecho; investiguemos el misterio. Tú, cualquiera que quieres ser una persona fiel, con María unge con perfume caro los pies del Señor. Ese perfume fue la justicia; por eso hubo una libra; además era perfume de nardo pístico, caro. Respecto a lo que asevera, pístico, debemos pensar en algún lugar de donde era este perfume caro; sin embargo, este adjetivo no es ocioso y está óptimamente en armonía con un sacramento. Pístis se llama en griego a la fe. Intentabas poner por obra la justicia: El justo vive de fe. Unge tú los pies de Jesús: viviendo bien, ve en pos de las huellas del Señor. Enjúgalos con los cabellos: si tienes cosas superfluas, da a los pobres y has enjugado los pies del Señor, pues los cabellos parecen cosas superfluas del cuerpo. Tienes qué hacer con tus cosas superfluas; para ti son superfluas, pero para los pies del Señor son necesarias. Los pies del Señor pasan quizá necesidad en la tierra. En efecto, ¿de quiénes, sino de sus miembros, va a decir al final: «Cuando lo hicisteis a uno de mis mínimos, a mí lo hicisteis? Habéis gastado vuestras cosas superfluas, pero os habéis dedicado a mis pies».



Pues bien, la casa se llenó del olor, el mundo se ha llenado de la buena fama, porque olor bueno es la buena fama. Quienes viven mal y se llaman cristianos, hacen una injuria a Cristo; de quienes son así está dicho que por su culpa se denuesta el nombre de Dios. Si por culpa de tales individuos se denuesta el nombre de Dios, mediante los buenos se loa el nombre del Señor. Escucha al Apóstol: Somos en todo lugar, afirma, olor bueno del Mesías.