"De hecho, los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios, ni innovadores, son tradicionalistas" (Papa san Pío X)

Para contactarme, dejo visible la dirección de mi correo electrónico para que, con la mayor reserva de nombres, podamos contestar en la medida de nuestras posibilidades lo que plantee cada uno, dudas, consultas, etc. Así vamos construyendo el blog entre todos: elcentuplo777@gmail.com

viernes, 5 de abril de 2019

Los ciegos ven

Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. y sus discípulos preguntaron: Maestro, qué pecados son la causa de qué éste haya nacido ciego, ¿los suyos o los de sus padres? (Jn. Cap. IX)

Lo extraordinario y admirable que hizo nuestro Señor Jesucristo son tanto obras como palabras: obras, porque fueron hechas; palabras, porque son signos. Si, pues, pensamos en qué significa esto que se hizo, ese ciego es el género humano, pues esta ceguera aconteció en el primer hombre mediante el pecado del que todos hemos tomado origen no sólo de muerte, sino también de iniquidad. 
En efecto, si ceguera es la incredulidad e iluminación la fe, cuando vino Cristo, ¿a quién encontró creyente, siendo así que el Apóstol, nacido en la nación de los profetas, dice: Otrora también nosotros fuimos por naturaleza hijos de ira, como los demás? Si hijos de ira, hijos de venganza, hijos de castigo, hijos del quemadero. 
¿Cómo por naturaleza, sino porque, tras pecar el primer hombre, el vicio se constituyó como en una segunda naturaleza? Si el pecado fue como una segunda naturaleza, todo hombre ha nacido ciego según el espíritu ya que, si ve, no necesita guía; si necesita guía e iluminador es, pues, ciego de nacimiento.
Vino el Señor; ¿qué hizo? Ha hecho valer un gran misterio. Escupió en tierra, de su saliva hizo barro porque la Palabra se hizo carne, y untó los ojos del ciego. Estaba untado, mas no veía aún. Lo envió a la piscina que se llama Siloé. 
Pues bien, incumbió al evangelista confiarnos el nombre de esta piscina y aseveró: lo cual se traduce «Enviado». Ya sabéis quién ha sido enviado; por cierto, si él no hubiera sido enviado, ninguno de nosotros habría sido de la maldad liberado. Se lavó, pues, los ojos en la piscina que se traduce «Enviado»: fue bautizado en Cristo. 
San Agustín, tratado 44 sobre san Juan.

"Ni este ha pecado ni sus padres, sino para que las obras del poder de Dios se manifiesten en él."

martes, 2 de abril de 2019

"Salesianizar" el movimiento católico tradicional

Reposteamos esta vieja entrada de Cordialiter, reproducida por muchos en su momento, pues creemos que no ha perdido en nada su razón de ser. 

* * * * *

Para atraer a las almas a la Tradición Católica, es necesario que aquellos soldados dentro del “movimiento tradicional” incrementen sus esfuerzos para imitar el estilo apostólico de San Francisco de Sales basado en la humildad hacia Dios y en la bondad hacia el prójimo.

Desafortunadamente, existen no pocos tradicionalistas que exhiben un comportamiento que es duro,
ácido y severo, que ahuyenta a las almas de la Tradición. Por ejemplo, me contaron que algunas monjas apegadas a la Misa Tridentina fueron muy críticas de las conversaciones de su ex-priora, porque ella mostraba una actitud misericordiosa cuando hablaba con los pecadores. La verdadera misericordia no es la de los Modernistas, aquellos que justifican los actos pecaminosos, sino más bien la de aquellos verdaderos seguidores de Jesucristo, como San Francisco de Sales y San Leopoldo Mandic, quienes con dulce bondad lograron convencer almas a poner fin a sus apegos al pecado y reconciliarse con Dios. Si hubieran utilizado formas severas de tratar con estas almas de una manera poco caritativa, habrían tenido grandes dificultades para convertirlos.

El espíritu de bondad viene de Dios mismo. El alma que ama a Dios, ama también a todos los que son amados por Dios. Y entonces él con mucho gusto busca a todos aquellos que necesitan socorro, consuelo, y elevación espiritual, en la medida de lo posible. San Francisco de Sales dice: “La humildad apacible es la virtud de las virtudes que Dios encomendó a nosotros tanto; porque tenemos que practicarla siempre y en todas partes”.

Esta bondad necesita ser puesta en práctica, especialmente con los pobres, aquellos que ordinariamente, porque son pobres, son tratados duramente por los hombres. Necesita ser puesta en práctica también con los que están enfermos, aquellos que padecen de enfermedades, y están en su mayor parte no muy ayudados por otros. De manera especial esta bondad debe ser puesta en práctica en los encuentros con nuestros enemigos. “Vencer el mal con el bien” (Romanos 12:21). El odio debe ser conquistado por el amor, y la persecución con la bondad. Esto es lo que los santos han hecho siempre. No hay nada que edifique un vecino más que tratarlo con amabilidad verdaderamente caritativa. Los santos tenían continuamente una sonrisa en sus labios, y su rostro respiraba bondad en sus palabras y acciones.

El Superior debería utilizar tanta amabilidad como sea posible con aquellos que se le han encomendado. San Vicente de Paúl solía decir que no hay mejor manera de ser obedecido que mediante el uso de la bondad. Incluso en señalar los defectos, el Superior debería utilizar palabras amables. Una manera de reprender a alguien es hacerlo muy fuertemente; la otra forma es reprender con dureza. Hay momentos en que uno tiene que reprender a alguien enérgicamente, cuando el pecado es grave y especialmente cuando el pecado es habitual. Pero uno debe evitar reprender con dureza e ira, porque quien reprende con ira hace más daño que bien. Si en alguna rara ocasión, pudiera ser necesario el uso de un lenguaje duro para hacer a la persona entender la gravedad de su pecado, al final es necesario dejarlo con “buen sabor de boca “, con unas palabras de bondad. Y cuando sucede que la persona que tiene que ser corregida se enoja, uno tiene que parar la conversación por un momento y esperar a que la ira de la persona disminuya. De lo contrario, se tornará más y más irritada y ofendida.

Oh, ¡cuánto más podemos lograr con bondad que con amargura! La afabilidad, el amor y la humildad: estos son los que capturan los corazones de los hombres.

[Fuente: Cordialiter, en Italiano. Traducción de Rorate – Traducción española por Eduardo Alfaro, Adelante la Fe - Artículo original, Posteado por Richard Cipolla].

domingo, 31 de marzo de 2019

El ayuno

El ayuno hace sabios a los legisladores, es la mejor guarda del alma, compañero seguro del cuerpo, defensa y arma de los varones fuertes, ejercitación de los atletas y luchadores. Él, además, aleja las tentaciones, esfuerza la piedad, mora con la sobriedad y produce la templanza.
 En los combates da fortaleza, en la paz enseña a vivir tranquilamente; santifica el nazareno, perfecciona al sacerdote, ya que no es lícito ofrecer el sacrificio sin el ayuno, no sólo actualmente en la mística y verdadera adoración, sino quien en aquella en la cual se ofrecía figuradamente el sacrificio legal. 
El ayuno hizo que Elías pudiera contemplar la gran visión, ya que purificada su alma por el ayuno de 40 días, mereció, estando en la cueva, ver a Dios en cuanto es posible al hombre. 
Moisés recibiendo de nuevo la ley volvió de nuevo a ayunar. Los ninivitas de ningún modo se hubieran librado de los castigos que les amenazaban a no ser por su ayuno y el de sus mismos animales. En el desierto ¿quiénes fueron los que perecieron? ¿Acaso no fueron los que desearon comer carne? 
(Sermón de san Basilio el grande, homilía 1 del ayuno)
“Mejor es esperar en el Señor que en los príncipes”.

Si tu hermano pecare contra ti...

Si tu hermano pecare contra ti, ve y corrígele estando a solas con él” (Mt. Cap. XVIII)

¿Por qué le corriges? ¿Porque te duele el que haya pecado contra ti? En ningún modo. Si lo haces por amor a ti mismo, nada haces. Si lo haces por amor hacia él, tu acción es óptima. Advierte, además, en el mismo texto qué amor ha de impulsar tu acción: si el amor a ti mismo, o el amor al hermano. 
Si te escucha —dice— has ganado a tu hermano. Hazlo, pues, por él, para ganarlo a él. Si con tu acción lo ganas, en el caso de no haber actuado tú, habría perecido. 
¿Cuál es la razón por la que la mayor parte de los hombres desprecian estos pecados y dicen: «Qué he hecho de extraordinario? [Solo] he pecado contra un hombre». 
No los desprecies. Has pecado contra un hombre; ¿quieres saber que, pecando contra un hombre, has perecido? Si aquel contra quien pecaste te hubiera corregido a solas y lo hubieras escuchado, te habría recuperado. ¿Qué quiere decir «te habría recuperado», sino que habrías perecido si no te hubiera recuperado? Pues, si no habías perecido, ¿cómo es que te recuperó?
Que nadie, pues, desprecie el pecado contra el hermano. En efecto, dice en cierto lugar el Apóstol: Así los que pecáis contra los hermanos y golpeáis su débil conciencia pecáis contra Cristo, precisamente porque todos nos hemos convertido en miembros de Cristo. ¿Cómo no pecas contra Cristo si pecas contra un miembro de Cristo?
Así, pues, que nadie diga: «No he pecado contra Dios, sino contra un hermano; he pecado contra un hombre. Es pecado leve o inexistente». Quizá dices que es leve porque se cura rápidamente. Has pecado contra tu hermano; repara el mal y quedas sano. Pronto cometiste la acción mortífera, pero pronto has encontrado el remedio. 
¿Quién de nosotros, hermanos míos, va a esperar el reino de los cielos, diciendo el Evangelio: Quien llame a su hermano «imbécil» será reo del fuego de la gehena? ¡Palabras que infunden pánico!  
Pero advierte ahí mismo el remedio: Si presentas tu ofrenda ante el altar y allí mismo te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar. Dios no se aíra porque difieras presentar tu ofrenda; Dios te busca a ti más que a tu ofrenda.
(Extracto de una Homilía de san Agustín, obispo, Sermón 16 sobre las palabras del Señor)

“Dios ordenó a sus ángeles – que te guardaran en todos tus caminos”

sábado, 30 de marzo de 2019

Domingo Laetare - Multiplicación de los panes


Ciertamente es mayor milagro el gobierno de todo el mundo que la alimentación de 5000 hombres con 5 panes. Y con todo, de aquello nadie se admira. De esto nos admiramos, no porque sea cosa mayor, sino porque es rara. 

Y a la verdad, ¿quién ahora alimenta a todo el mundo sino aquél que con pocos granos produce los alimentos? Jesucristo obró, pues, como Dios. Con el mismo poder con que multiplica pocos granos produciendo las mieses, hizo que en sus manos se multiplicasen los 5 panes. 

El poder estaba en las manos de Cristo.  Aquellos 5 panes eran como semillas, no puestas en la tierra sino multiplicadas por aquél que hizo la tierra.

(Del tratado 24 de san Agustín sobre san Juan -Jn. Cap.VI-)

"Explicaré cosas escondidas desde el comienzo del mundo". 

Palabras saludables

También existían en Judea muchos leprosos en tiempo del profeta Eliseo y ninguno de ellos fue curado sino Naamán el sirio” (Lc. Cap.IV).-

1 -Evidentemente aquellas palabras saludables del Señor nos instruyen y exhortan al deseo del culto de Dios, ya que se nos dice que nadie sanó ni fue libre de la lepra corporal, sino aquel que con religiosa piedad procuró la salud.-

2 - Pues los dones divinos no se comunican a los negligentes sino a los que proceden con solicitud. -

3 -Ya lo dijimos en otro libro, que aquella viuda a la cual fe enviada Elías, era símbolo de la iglesia. Fue el pueblo (hebreo) el que primero formó la Iglesia, pero para ceder el lugar a otro pueblo compuesto de naciones extranjeras. Este pueblo se hallaba manchado con la lepra, este pueblo se hallaba degenerado antes de recibir la regeneración en el místico baño; pero una vez purificado de las manchas del cuerpo y del alma mediante el bautismo, no es ya un leproso, sino como una virgen inmaculada y sin arruga alguna. -

(De una homilía de san Ambrosio, obispo; Libro 4 sobre el Cap. 4 de san Lucas)

Del habla interior de Cristo al alma fiel

El alma:
1. Oiré lo que habla el Señor Dios en mí.
Bienaventurada el alma que oye al Señor que le habla, y de su boca recibe palabras de consolación.
Bienaventurados los oídos que perciben los raudales de las inspiraciones divinas, y no cuidan de las murmuraciones mundanas.
Bienaventurados los oídos que no escuchan la voz que oyen de fuera, sino la verdad que enseña de dentro.
Bienaventurados los ojos que están cerrados a las cosas exteriores, y muy atentos a las interiores.
Bienaventurados los que penetran las cosas interiores, y estudian con ejercicios continuos en prepararse cada día más y más a recibir los secretos celestiales.
Bienaventurados los que se alegran de entregarse a Dios, y se desembarazan de todo impedimento del mundo.
¡Oh alma mía! Considera bien esto, y cierra las puertas de tu sensualidad, para que puedas oír lo que te habla el Señor tu Dios. 

2. Esto dice tu amado:
Jesucristo: Yo soy tu salud, tu paz y tu vida.
Consérvate cerca de mí, y hallarás paz.
Deja todas las cosas transitorias, y busca las eternas.
¿Qué es todo lo temporal sino engañoso? Y ¿qué te valdrán todas las criaturas, si fueres desamparado del Criador?
Por esto, dejadas todas las cosas, hazte fiel y grata a tu Criador, para que puedas alcanzar la verdadera bienaventuranza. 

(El Kempis)

viernes, 29 de marzo de 2019

Abba Agathón


Con respecto al abba Agathón, se decía que la gente iba a buscarlo porque habían escuchado hablar de su gran discernimiento. Queriendo probar si él se encolerizaba, le dijeron: "¿Eres tú ese Agathón del que se dice que es fornicador y orgulloso?" "Sí, es verdad" –respondió él. Ellos continuaron: "¿Eres tú ese Agathón que cuenta sin cesar tonterías y habla mal de los otros?" "Yo soy".

Ellos dijeron además: "¿Eres tú Agathón el herético?" Pero él respondió: "Yo no soy herético". Entonces ellos le preguntaron: "¿Dinos, por qué aceptaste todo aquello con lo que nosotros te abrumamos, pero rechazaste este último agravio?" El respondió: "Las primeras acusaciones, yo. me las hice a mi mismo, ya que eso es útil a mi alma. Pero la herejía es la separación de Dios. Ahora bien, yo no quiero ser separado de Dios". Frente a estas palabras; ellos admiraron su discernimiento y regresaron confortados. (Apotegmas padres del desierto)

lunes, 25 de marzo de 2019

Ver a Dios


El espíritu que se vuelve hacia Dios suspende todos los conceptos y ve entonces a Dios sin imagen y sin forma; y en la incognoscibilidad suprema, en la gloria inaccesible, Él ilumina su mirada. No comprende -pues su objeto es incomprensible- y sin embargo conoce, en verdad, a Aquél que es, en esencia, el único que posee aquello que sobrepasa al ser. En la desbordante beatitud que brota de este conocimiento alimenta su amor y conoce así un reposo bienaventurado y sin límites. Tales son los caracteres del verdadero recuerdo de Dios.

Al llegar al monte de Dios, el Horeb, el profeta Elías entró en una cueva y permaneció allí. El Señor le dijo: "Sal de la cueva y quédate en el monte para ver al Señor, porque el Señor va a pasar". Así lo hizo Elías, y al acercarse el Señor, vino primero un viento huracanado, que partía las montañas y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Se produjo después un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Luego vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se escuchó el murmullo de una brisa suave. (1 Re 19, 9)


¿Aún queremos ver a Dios? No se trata de querer, sino de ser. Si no lo vemos es que tenemos cerrados los ojos del espíritu y nuestro entendimiento cierra las puertas del alma. Quien cierra su ser a Dios, sólo acumula suciedad, pecado y desesperación. Quien vive en la desesperanza, teme abrir los ojos a Dios.

Dios está en la brisa tenue que mueve el universo. No puede ser visto de forma directa, pero a través del orden y la belleza, tenemos constancia de su presencia constante. Para ver a Dios hay que ser, porque la mentira, lo que no es, siempre nos intenta engañar por medio de apariencias y contrasentidos. Un corazón limpio ve a Dios en todo lo que le rodea. Sobre todo, en la brisa tenue que pasa desapercibida por la mayoría de de nosotros

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios
(Mt 5,8).

Fuente

Sobre el nombre del blog

De la continuación del santo Evangelio según san Mateo (XIX, 27-29)

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27 Tunc respondens Petrus, dixit ei: Ecce nos reliquimus omnia, et secuti sumus te: quid ergo erit nobis?
28 Jesus autem dixit illis: Amen dico vobis, quod vos, qui secuti estis me, in regeneratione cum sederit Filius hominis in sede majestatis suae, sedebitis et vos super sedes duodecim, judicantes duodecim tribus Israel.
29 Et omnis qui reliquerit domum, vel fratres, aut sorores, aut patrem, aut matrem, aut uxorem, aut filios, aut agros propter nomen meum, centuplum accipiet, et vitam aeternam possidebit.
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27 Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?»
28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
29 Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará vida eterna.
Léese esta perícopa evangélica en el Común de Abades.